viernes, 13 de abril de 2007

SUBVENCIONES CON CONDICIONES

Hasta ahora, todos los agricultores teníamos la seguridad de que por recoger una cantidad de kilos de aceituna o sembrar la tierra calma de determinadas especies ya cobrábamos las subvenciones europeas que tanta prosperidad han traído a nuestra comarca al servir de incentivo para que el campo sea rentable y dé calidad de vida a quien nos dedicamos a él.

A partir de ahora, con la implantación del pago único, además de sembrar campos o producir aceitunas, debemos cumplir una serie de requisitos que todos firmamos en la marabunta de papeles aquella para la adjudicación de derechos al pago único y que muy pocos se leyeron. Estamos obligados a cumplir con una serie de medidas para la buena conservación de nuestros campos y que la producción sea respetando el medioambiente. A eso lo llaman “condicionalidad”.

A la mayoría de nosotros esto de la condicionalidad nos obliga a cambiar algunas costumbres extensamente arraigadas y que en muchas ocasiones, sobre todo los mas antiguos, les cuesta mucho trabajo entender. Como ejemplo significativo está el de quemar el rastrojo, cosa totalmente prohibida salvo alguna excepción, o dejar cubierta vegetal en las claras de los olivos perpendicularmente a la pendiente si usamos herbicidas en las soleras o tenemos mas de un 15% de desnivel, cosa muy habitual en nuestra comarca. Hay a quien ver un jaramago en los olivos le es similar a darle una patada en la barriga y que le obliguen a dejarlo hasta cierto momento como que les va a crear algún que otro problema de ansiedad. Hasta ahora por aquí la mayoría usan herbicidas residuales, (para que no nazca), al total de la parcela para que no salga nada de hierba y se arriesgan a sanciones.
La condicionalidad también obliga a mantener lindazos y taludes con vegetación, a evitar escorrentías y cárcavas y repararlas si se producen, a mantener los olivos en buen estado vegetativo realizando las labores necesarias para ello, etc. En definitiva, a evitar la erosión de nuestros campos y que no pase como hace dos meses que una gran tormenta dejó algunos olivares lamidos y otros lindando que tenían su cubierta vegetal apenas incidió el exceso de agua, o, que alguien pueda pensar que como le van a dar el pago único, ya puede abandonar los olivos porque no le rente o no pueda atenderlos para cogerles producción.

Otra cosa a la que estamos obligados es a tener un cuaderno de campo donde llevemos apuntados todos los fitosanitarios y abonos aplicados en cada parcela, y las labores que hemos realizado con fecha y actividad. El modelo de cuaderno de campo, aunque no está publicado aún, es obligatorio desde principios de este año, por lo que mientras lo publican, debemos ir apuntando todo en una libretilla. Gajes de la lentitud de la administración, que obliga a cumplir requisitos antes de poner los medios para ello.

Una cuestión que no está aún muy clara es si el concepto de cubierta vegetal se refiere a vegetación viva o inerte. La viva es la hierba espontánea o sembrada que pueda salir en las claras de nuestros olivares, y la inerte son los restos de poda picados o las hojas que se sacan de la limpieza en las fábricas esparcidas como es costumbre en algunas comarcas de forma creo poco acertada por el posible contagio de enfermedades de unas zonas a otras. Mi experiencia personal me dice que el picar los restos de poda de forma perpendicular a la pendiente es muy positivo, pues retiene la humedad, impide la escorrentía, se aporta materia orgánica al suelo y facilita las labores de recogida al evitar la formación de barro o que los vehículos se hundan haciendo rodadas y compactando el terreno. Habría que ver si eso es suficiente para cumplir la condicionalidad o es necesario que sea hierba. De todas formas, con la combinación de ambas se cubren todas las ventajas.

El incumplimiento de la condicionalidad trae consigo la reducción de porcentajes de pago único hasta llegar a la extinción de éste en caso de perseverancia en no cumplirla. Las inspecciones ya han comenzado y seguramente tarde o temprano llegarán a nuestras fincas, por lo que la cabezonería de hacer las cosas “a nuestra manera” sin atender a los requisitos puede tocarnos el bolsillo, y cuando eso ocurra, veremos como espabilamos.

Muchos pensarán que la administración no hace más que poner trabas pero, al menos en este caso, se hace imprescindible una regulación de las actividades agrarias y ganaderas para la conservación del medioambiente y el entorno de nuestros campos. Es curioso que quien más se queja de que ya no hay animales en el campo, (para matarlos a tiros), luego es el que usa herbicidas sin contemplaciones evitando que anide o se alimente la fauna, usa insecticidas por sistema sin ver si son necesarios, etc. o es el que antes salta cuando le prohíben beber agua del grifo o de las fuentes de toda la vida por una alta concentración de nitratos o herbicidas residuales. Y es que hasta que no nos llegue al bolsillo no se aprende. Veremos el día en que a una cooperativa o fábrica de aceite se le encuentren trazas de fitosanitarios en el aceite y les devuelvan o no puedan vender una partida todos nos ponemos de santos señalando a los que lo hacen mal, cuando en realidad todos lo hacemos. No hay más que ver estos días como en los remolques que dentro de un mes va a echarse aceituna van las cubas chorreando cobre o los que echan herbicida y a los pocos días están recogiendo la parcela, y todo para la fábrica.

O nos concienciamos un poco de que lo que producimos es un producto de primera calidad y totalmente natural o nos vemos abocados a cualquier escándalo que tire el precio y no permita que vivamos de esto. Por lo tanto, bienvenidas sean todas las condiciones que nos hagan recapacitar y hacer las cosas en conciencia y medianamente bien. En nuestras manos está.

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