viernes, 13 de abril de 2007

CHARCOS DE NOVIEMBRE

Dicen del otoño que es el alma de la melancolía y no les falta razón. Pasearse estos días por nuestros parques es compartir la tristeza por la falta de vida de nuestros árboles, que despiden con pereza las hojas secas alfombrando nuestros pasos de ocre humedad. El sol acostado allá al sur apenas alumbra cuando luce, y sus sombras son largas e inhóspitas, frías y oscuras.
No se puede decir que este mes ayude al optimismo a aquellos que nuestro estado de ánimo se inspira en la naturaleza, sin embrago para nuestros campos ha supuesto toda una primavera de esplendor ya que por fin las borrascas se acordaron de vaciar su gloriosa vida sobre los sedientos olivares, y éstos en agradecimiento han hecho honor al viejo refrán que nos venía a decir aquello de “una por San Juan cien por Navidad” y algo de cosecha se espera recoger.

Pero como siempre, nunca llueve a gusto de todos, y ante el más mínimo y atormentado apretón de agua se volvieron a vivir escenas en nuestras calles que tristemente aún permanecen muy presentes en nuestras retinas de lo que fue aquella madrugada de septiembre donde se inundó medio pueblo de barro y agua con el consiguiente perjuicio para viviendas, empresas, tiendas, infraestructuras, etc. Apenas pasados dos meses de aquello, de nuevo una tormenta descargó con fuerza dejando otra vez inundaciones, molestias e infraestructuras deterioradas. Pero a diferencia de septiembre, donde la movilización fue rauda activando el plan de emergencias local, limpiando las calles, subvenciones, etc. esta vez ha pasado inadvertida de tal forma que nadie ha limpiado nada, y así se puede ver el barrizal en tramos de aceras, calles, carreteras, glorietas, etc. aún una semana después de que ocurriera, y lo mas grave es que parece que no se va a quitar.

Estamos de acuerdo en que ante una gran cantidad de agua caída en pocos minutos es muy difícil evitar que se produzcan desperfectos, pequeñas inundaciones, etc. pero debemos exigir a quien corresponda que se pongan todas las medidas al alcance de nuestras manos para evitarlas hasta el punto máximo posible. Y digo esto con total conocimiento de causa porque resulta curioso, y si observáis un poco lo veréis, cómo están la mayoría de las alcantarillas atascadas de barro, basura, hojas, etc. y que nadie se ha dignado a limpiar en muchísimo tiempo, yo diría que años. Así que cuando llueve, el alcantarillado no traga lo que debería tragar y un agua que cae en lo alto del Llanillo vemos como llega a inundar el Lidl por poner un ejemplo sin tener por donde entrar en la red subterránea. Y todo esto a pesar de que se nos cobra específicamente por la red de alcantarillado y no poco.

A mi parecer, yo creo que desde la concejalía de obras y servicios se debería coordinar mejor el trabajo, pues a veces la ineptitud roza lo ridículo. En el tema del alcantarillado, arreglar o exigir a quien corresponda arreglarlo que lo haga. En el tema de limpieza de barro dar preferencia a los desperfectos antes que continuar con otras obras. Así, se da el caso de que en el parque de la calle República Argentina haya ocho o diez personas pasando el rato, porque trabajar no trabajan, y a escasos metros la tormenta dejara un montón de tierra y arena en la calle y nadie la limpie, por no hablar de cómo está la zona del Mercadona, las calles del barrio de Condepols, la glorieta, el polígono, la Tejuela, Av. de Europa, etc.

Resulta muy curioso, ahora que en estos meses se sacan por parte del ayuntamiento a gente para trabajar del SAE de los que cobran el subsidio agrario, cómo resulta que quien engorda las estadísticas del paro aquí en Alcalá son en su mayoría mujeres de avanzada edad amas de casa que las ponen a echar arena a una hormigonera. Sin entrar en absoluto en la cuestión de si realmente necesitan o tienen derecho al paro agrícola o no, porque para la miseria que es tampoco vamos a entrar en demagogia fácil, sí que se podría aprovechar el dinero que les pagan por hacer dos hormigoneras al día para hacer efectivo el trabajo y llevarlas a otras actividades que sepan y puedan realizar para rentabilizar su actividad. Esto debe ser extensible a estos funcionarios de albañilería y limpieza que racanean hasta el punto de dar vergüenza ajena a la más mínima que te pares a observarlos un ratillo. El “trabajar en el ayuntamiento” no es ningún “viva la Pepa” como algunos lo tienen estipulado, y lo más grave es que los responsables son conscientes, lo permiten y lo secundan ellos mismos con el consiguiente perjuicio para todos. En la empresa privada durarían un cuarto de hora.

Estos son algunos de los pequeños detalles que los políticos se olvidan de redactar en sus programas o de trasmitir y prometer una mejora a los ciudadanos. Son pequeños pero muy importantes, pues son cosas que nos afectan todos los días a mucha gente. Muchas veces nos ciegan con grandes obras, con promesas de desarrollo, con grandes infraestructuras que endeudan más y más a nuestro consistorio y que después para pagarlas tienen que dejar de hacer cosas pequeñas como estas que he tratado hoy, pero hay más, muchas más, y ni los gobernantes las ven ni la oposición las usa. Qué más me da a mi que digan unos que van a hacer una piscina cubierta y otros que digan que dijeron que iban a hacer una piscina cubierta y no la han hecho si yo lo que tengo es un charco en la puerta de mi casa que cada vez que llueve tengo que salir con zancos y no me lo arreglan. ¡Pues no señores, mi voto no va para quien haga una piscina, o para quien diga que los otros no han hecho una piscina, mi voto va para quien me prometa arreglar el charco de la puerta de mi casa!
Y hay tantos “charcos” en las puertas de las casas de los alcalaínos…

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