viernes, 13 de abril de 2007

FLORES EN EL ARCÉN

No tardamos más de un segundo en cruzarnos a cien por hora uno de estos ramos de flores pegados con adhesivo al pie metálico de una señal y que nos despiertan la curiosidad por saber quién habrá sido y cómo. Pero lamentablemente no tardamos más de otro segundo en que se nos olvide y sigamos nuestro camino en una huida mental hacia adelante para olvidar a lo que todos los conductores en cualquier momento estamos expuestos.

Toda la vorágine mediática nos ha bombardeado esta Semana Santa pasada con las cifras de las víctimas de los accidentes de tráfico en una carrera día a día para ver si se cumplían las previsiones de la última campaña de la DGT en la que nos preguntaba si íbamos a morir y que iban a ser mas de cien. No solo no ha servido de nada, sino que se superaron las cifras de muertos del año anterior en el mismo periodo. Después del fracaso aparecieron las estadísticas sobre las causas de los accidentes y sus fatales consecuencias, como por ejemplo que la mitad de los fallecidos no llevaba el cinturón de seguridad, los motoristas algunos sin casco, los despistes al volante, el exceso de velocidad, y algo muy importante y que ha pasado mas desapercibido es que la mayoría de los accidentes fatales se han producido en carreteras normales de doble sentido.

Una de esas carreteras es la que atraviesa nuestra comarca de norte a sur. La N432, tan familiar y usada para y por los alcalaínos se ha convertido en una de las más trágicas de la red nacional. Varios años ha estado en la lista de puntos negros de la red viaria y aunque se han acometido algunas obras de reasfaltado, y hay planteados el ensanche de algunos cruces, no se va a solucionar nada hasta que no se desdoble la calzada y se convierta en autovía, como parece ser que se hará en próximos años, no sin que antes los políticos de turno se enfrasquen en sus respectivos reproches infantiloides mientras siguen sembrándose de ramos de flores los arcenes.

El ponernos al volante nos resulta un acto tan cotidiano y normal que descuidamos en gran medida los riesgos. Vivimos demasiado rápido y eso lo trasladamos a la conducción. Los coches se hacen cada vez mas potentes y confortables, lo que nos trasmite sensación de seguridad, o la no percepción del riesgo y a veces miramos el cuentakilómetros y vamos pasadísimos y ante un obstáculo se nos hace imposible el control del vehículo. También el ir demasiado deprisa hace que los accidentes tengan consecuencias mas graves, ya que la física es la física y por mucha seguridad activa y pasiva que llevemos, el cuerpo humano aguanta lo que aguanta y no somos de goma.
Por lo tanto, la única solución a los accidentes de tráfico pasa por concienciarnos de que está en nuestras manos el prevenirlos o minimizar sus consecuencias en cierta medida. Si respetáramos los límites de velocidad, las distancias de seguridad, las rayas continuas, etc. quizá llegaríamos unos minutos después a los sitios, pero lo haríamos siempre. Y es que todavía hay quien se pone el cinturón solo para que no lo multen, dándole más importancia a 150 míseros euros que a salvar su propia vida porque lo evite de reventarse la cabeza contra el parabrisas, o los motoristas que no usan el casco por no estropearse el peinado, etc. Y luego no nos queda mas que lamentarnos de las consecuencias cuando nada tiene remedio.

Son muchas las familias que al cabo del año se quedan destrozadas por los accidentes de tráfico. Son muchos los amigos que se nos van para siempre de forma inesperada en plena vida. No podemos valorar desde este mundo si ellos están mejor o peor, pero lo que sí tenemos muy presente es el dolor y el hueco insustituible que dejan en nuestras vidas, y que a la vez, cualquiera de nosotros podemos dejar en cualquier momento a los que nos rodean. Habitualmente siempre se dice que se cambiaría la vida propia por la de alguien de nuestro entorno. Pues bien, si no nos valoramos a nosotros mismos, por lo menos hagámoslo por los que nos quieren: Madres, padres, hijos, amigos, novios, novias, compañeros, familiares, etc. Que las flores de los arcenes solo las ponga la primavera. Tened cuidado al volante, por los demás, por vosotros, por todos.

No hay comentarios: