viernes, 13 de abril de 2007

LAS CADENAS DE ALGUIEN

Hace ya varios años, en una noche de verano, cuando esto del botellón no era otra cosa que “ir a echar unos litros” por parte de algunos grupos de jóvenes sedientos de ser diferentes a los demás, a alguien se le ocurrió colocar una cadena por la noche en la única subida por entonces al parking de la Mota. Fue tal el mosqueo de los pocos que subían por allí que decidieron arrancarla y escribir en las piedras del suelo con pintura un gran “LA MOTA ES DE TODOS”. Nadie dijo nada que yo recuerde y la cadena no se volvió a poner.

Hace menos años, y con motivo de la remodelación de la plaza de San Marcos, a alguien se le volvió a encender la bombillita y colocó unos majestuosos pivotes a la entrada de ésta dejando sin aparcamiento ni zona donde dar la vuelta con el coche si a alguien se le ocurría subir la cuesta de otra forma que no sea andando. Los pivotes allí siguen, y la plaza también, a merced de la grandes hierbas y el abandono sentimental de los que la usábamos a modo de relajante mirador refugio espiritual a la sombra del buen clima y la música suave que disfrutábamos dentro del coche. Ese alguien, (el de la bombillita), puede estar orgulloso de mantener el sitio intacto, pero se debería sentir culpable por negarnos a muchos el placer que antes he descrito. Y créanme que no sería yo, ni los demás que apreciamos el lugar, los que hubiéramos osado destrozarlo, si realmente hay algo destrozable allí.

Ahora, desde hace unos días, a alguien, (me pregunto si será el mismo), se le ha puesto en su ya fundida entusiasta lucidez el poner pivotes y cadenas en los accesos al parking de la Mota de 20:00 a 8:00 horas para evitar el tráfico rodado por la zona.

Las razones que se esgrimen son evitar el vandalismo en las zonas propiciado por los jóvenes que se reúnen para hacer botellón. Yo me pregunto: ¿Todos los que frecuentamos las zonas ahora restringidas vamos a hacer botellón o a destrozar el patrimonio? No, por lo tanto, ¿por qué nos vemos perjudicados con tan inquisitorias decisiones?

Puedo entender que ese acomodado alguien, (el ideario), no dé más de sí y piense que cerrando las puertas no entra el ladrón, aunque ello suponga que no puedan entrar los legales. De una cosa puede estar seguro, y es que los legales no van a entrar, pero el ladrón... ¡ay!, el ladrón.

Ese alguien, altísimo con cetro, borracho de ego y dogmatizado pensar, se olvida de que existen unas leyes vigentes por las cuales queda prohibido el botellón, el hacer ruidos molestos a deshoras, el ensuciar, el romper mobiliario urbano, conducir temerariamente, etc. Y que basta con hacer cumplir esas leyes y aplicar las sanciones correspondientes como elemento disuasorio legal y justo. ¿Por qué no se hace? ¿Tanto cuesta una pareja de policía local vigilando la zona? Si es tan evidente el problema y de tan difícil solución, con la recaudación de las sanciones seguramente se amortizará el gasto extra de sobra, ¿no? ¿Cuál es el problema entonces? Ah, se me olvidaba que los que suben son el hijo de tal, el de cual, el de Maroto y el de la moto, y a esos, ¿cómo los vamos a multar, si en el pueblo nos conocemos todos? Bueno, entonces me habéis convencido. Poned las cadenas y los que subimos en plan tranquilo, las parejitas que buscan su intimidad, el que va de paso dando una vuelta, etc., nos vemos injustamente mermados en nuestra libertad por culpa de cuatro desaprensivos maleducados y ese alguien que en vez de hacer cumplir la ley como sería preceptivo, rehuye su responsabilidad y nos encadena a todos por igual. Vaya juez que nos vino a enjuiciar. ¡Sentenciados todos!

Por cierto, puestos a reír por no llorar, permítanme la ironía y díganme, por mero agravio comparativo, si no se deberían encadenar todas las calles de Alcalá, pues de vez en cuando alguien aparca mal, y eso está por encima de los que aparquen bien, o encadenar la carretera de Granada, pues algunos osan pasar de 100 Km/h, o suprimir los impuestos municipales, porque algunos no pagan y otros los usan para pagar a necios y vividores personajes públicos.

No a las cadenas. El que la haga, que la pague, y a los demás, dejadnos vivir en paz, por favor.

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