jueves, 21 de junio de 2007

APRENDER A VENDER

Sigilosamente entra el verano sin hacer nada de ruido este año, como si la primavera en un último esfuerzo de bondad quisiera seguir ofreciéndonos el suave frescor y la saciante humedad que ha hecho que nuestros campos enladrillados de olivos rebosen optimismo y perspectiva de una importante cosecha que venga a tapar el enorme agujero que dos lamentables campañas anteriores han excavado en nuestras economías.
Resulta reconfortante ver cómo donde no hace tanto, entre los daños de las heladas de hace dos años y la sequía posterior, no había nada, hoy están los olivos frondosos y con importante cantidad de flor que seguramente allá por Navidad nos sumirán en el agradable sinvivir del ajetreo de una buena cosecha por recoger.
Pero como muestran las normas del mercado que dicta el tópico y la avaricia de intermediarios y envasadores que dicta la realidad, cuando hay una producción elevada, los precios se desploman para el productor aunque en las estanterías de los supermercados veamos nuestro oro líquido a precios muy superiores al justo margen de beneficio que se le debería presumir.
En nuestra comarca apenas son unas cuantas almazaras particulares las que se animan a embasar su propio aceite apostando por la calidad e intentando mejorar el precio final de la botella. Pero la gran mayoría de nuestra cosecha se muele en las cooperativas y éstas habitualmente desunidas y faltas de una buena gestión formativa para el agricultor y comercial para la producción, acaban por vender el aceite a granel al menor precio posible. Estamos en una zona productora en donde dependemos de esto, en donde tenemos una Denominación de Origen que garantiza una calidad, en donde estamos acostumbrándonos afortunadamente a una forma de cultivo y recolección sostenible, en donde a pesar de la orografía y el secano se mantiene una producción rentable, en donde no sabemos ni podemos ya hacer otra cosa o depender de otro cultivo, y nos empeñamos año tras año en ser los que más barato vendemos el aceite de España.
Hace unas semanas se celebraba en Jaén la feria del sector Expoliva y coincidí allí con dos amigos que conocí en foros de internet dedicados al olivar. Ambos son de dos zonas donde el olivo es testimonial como Huelva y la Rioja Alavesa en el sur del País Vasco. Creedme que sentí bastante vergüenza cuando estaban al día de todo lo referente al olivar, al aceite, al mercado. Eran expertos en catas, en formas de extracción para sacar toda la calidad, buscaban el mejor y más atractivo diseño para los embases, se interesaban por las innovaciones, etc. y aún así sentían envidia al levantar la vista y observar nuestros olivares y la capacidad productiva que tienen. Por supuesto que la producción de sus cooperativas la tienen vendida en botellas de medio litro entre seis y doce euros cada una. Eso es saber sacar rentabilidad y saber vender, y eso es lo que hacen bastantes almazaras de fincas privadas que cuidan al detalle todo el proceso y sacan aceites excelentes que venden a precios mareantes en tiendas gourmet y restaurantes de lujo de España y el extranjero.
Y mientras tanto nosotros aquí mirándonos el ombligo esperanzados a que vengan a retirarnos el aceite en cisternas al mínimo precio posible para que alguna multinacional haga su agosto gracias a nuestro conformismo, ingenuidad e ignorancia. Debemos unirnos, crear marcas atractivas, envasar nuestro mejor fruto y salir a venderlo a buen precio. Para todo eso hace falta tiempo, dinero y capacidad. Por ahí fuera nos llevan ventaja, pero aquí tenemos los olivos. Tenemos que hacer algo. No podemos ser tan conformistas. Nadie nos va a regalar nada sentados en nuestras casas renegando y exigiendo a la Junta Rectora de la cooperativa que asume un enorme riesgo sin ganar nada a cambio. Tenemos que salir a buscar el beneficio al mismo sitio donde lo obtienen ahora las grandes envasadoras. Otros ya lo hacen. Nosotros también podemos, ¿por qué no intentarlo? Unámonos como lo hicieron en Córdoba y Málaga con Hojiblanca, o luchemos cada cooperativa por nuestra cuenta con un gerente comercial bien pagado que nos mueva por el mundo. Seguro que es rentable. Cualquier cosa es más rentable que renegar de todo cuando la liquidación de nuestras aceitunas es la más baja del país. Creo que no lo merecemos aunque nos lo hayamos buscado.
El aceite de oliva tiene futuro. La producción fuera de las zonas tradicionales no es representativa, y aunque están en auge las plantaciones, aún crece bastante más el consumo gracias a las buenas propiedades y al atractivo que está adquiriendo en mercados donde no se conocía. Solo hay que saber vender. Tenemos que aprender a vender.

1 comentario:

curso ventas dijo...

muy interesante artículo. Siempre es conveniente conocer nuevas estrategias y técnicas de venta con el objetivo de aumentar la actividad comercial de nuestros negocios.